martes, 6 de noviembre de 2007

La palangana del rastro

Fue una mañana de las pocas que nos quedamos en Madrid, yo siempre preparaba la comida para ir al campo, pero aquel domingo nos quedamos. A él le gustaba mucho Madrid, el campo lo aceptaba porque no sabía decir que no y me debía querer mucho aunque yo no lo notara, no me dijo nunca que me quería, siempre le preguntaba y se echaba a reír, algunas veces me he preguntado si el cariño se podía medir y pensaba que el mío era mucho más grande, pero cada día que pasa pienso mas en él y recuerdo tantas buenas cosas a su lado, su bondad, esa tranquilidad y paciencia, sus razonamientos. He tenido buena suerte de poder vivir una gran vida con un hombre como él. Le gustaba mucho ir al rastro y siempre encontraba cosas a buen precio, aquel día yo me fijé en una palangana con su jarra, pero era muy cara y seguimos. De pronto aparco diciendo que me quedara en segunda fila que venía enseguida, yo distraída con la cantidad de gente que pasa en el rastro. De pronto le vi venir de lejos y traía en sus brazos la palangana y la jarra, y esto podéis creerlo yo lo había soñado hacía mucho tiempo tal como venía hacia mí. ¿Se puede en sueños ver cosas que nos ocurren mucho después?