martes, 30 de octubre de 2007

Octubre 2007

Recuerdo un viaje que hicimos a Cartagena debía ser por los años 40. Habíamos recibido una carta que decía que la abuela se estaba muriendo, mi madre preparó el viaje rápido y salimos aquella misma noche, el papá no podía acompañarla así que nos fuimos mis hermanos pequeños y yo que tendría unos diez años, después de pasar mucha hambre y lejos de mi familia, pero esto ya lo iré contando, estaba muy espabilada. Aquellos trenes eran muy lentos pero nosotros quietecitos arrimados a mi madre. Cuando nos venció el sueño entró el revisor y nos pidió los billetes y el permiso de mi padre para viajar. Ese papel no lo llevaba, “pues se tienen que bajar en la próxima estación” nos dijo y la guardia civil se haría cargo de vosotros, mi madre se echó a llorar diciendo que iba a ver a su madre por última vez, pero nada, llorábamos todos, cuando llegó la guardia civil me acordé de la carta que demostraba que la abuela estaba gravísima y nos dejaron seguir viaje. Yo creo que en aquellos tiempos les gustaba hacer sufrir a la gente y a las mujeres principalmente.
Ha cambiado mucho la vida pero queda mucho por andar hasta la igualdad con los hombres.

Verano del 2007

Ya tengo 77 años, me siguen gustando las aventuras, una de las últimas el viaje que realicé este verano con las amigas de mi hermana Cari, que ahora son mis amigas, las llamamos Las Palomo por su apellido, son algo mayores, una 92 y 89 la pequeña, son extraordinarias como era mi hermana, yo me siento feliz estando con ellas, les gusta leer y están en la actualidad política y cultural, me parece tener a mi querida hermana todavía. Bueno a lo que voy, pensé irme con mi coche hasta la playa, que yo lo he hecho otras veces menos mal que mi hija Marisa no quiso que yo condujera tantos kilómetros y nos acompañó. Saliendo de Madrid se rompió el cambio y se quedó bloqueado en medio de la carretera, no había manera de señalizar la avería, a esto pasaban los camiones silbando y pitando, la policía fue lo primero que avisó después la grúa, pero aquello se hacía eterno. Bajamos del coche, no sé cómo y tuvimos que saltar la mediana para nuestra seguridad, esto era para filmarlo, Las Palomo había que hacerlo cogiéndolas de los brazos la mayor una (jabata) la pequeña. Nos costó llegó la grúa (tráfico no apareció) y recuerdo la cara que puso cuando vio tres viejas detrás de la mediana, pensaría son marcianas, que bien se portó.